Por Milton Olivo
El mundo está en un nuevo modelo de guerra mundial. Descentralizado geográficamente, aparentemente des-conexo, multidimensional; Militar, política, económica, energética, financiera y virtual; es la guerra global entre Rusia Vs OTAN. Enfrentados en Ucrania, Armenia- Azerbaiyán, Israel-Palestina. Siria, Irán, Yemen, Somalia, Chad–Sudán, Nigeria, libia, Sudán del Sur, el Congo, Etiopía, Argelia, Túnez, Burundi, Mali, etc.
Es un mundo regido por un sector con pretensiones unipolar, donde se ha impuesto la ideología del capital. Donde el norte teológico, filosófico, humanista y racionalista han sido sustituidos por la lógica del mercado y los beneficios de las multinacionales.
Pero, siendo honrado, más que una política de una elite, es como una pandemia transmitida por el aire, que en los países subdesarrollados se refleja en que los pobres siguen, apoyan y votan a los que les ofrecen beneficios, al margen de las propuestas de aquellos que sinceramente están interesados en apoyar el pueblo.
Es un canibalismo existencial, donde se ha perdido el concepto de hermandad, de fraternidad y de compasión. La lógica existencial del momento está basada, en el criterio de que el que no suma resta. No en la hermandad espiritual que nos une como especie.
En los países, sin importar si son grandes o pequeños, hay una clase vampira hegemónica, los descendientes espirituales de los conquistadores, para quienes patria, hermandad o fraternidad, no significan nada. Solo lo que incrementa sus cuentas bancarias.
De manera que vivimos en la Era del canibalismo global. De guerra perpetua entre los que tienen, los opresores, las aspiradoras de las riquezas sociales, y los que no tienen; las víctimas, los sometidos, los explotados.También se refleja en las sociedades, supuestamente democráticas, donde la voluntad de las mayorías viene siendo sustituida por el consenso o las encuestas. Lo que anuncia guerras futuras entre dichos bandos.
Los candidatos que mediante consenso o encuestas buscan excluir las bases del PRM de la elección de los candidatos a cargos electivos para las próximas elecciones, no deberían tampoco contar con su apoyo. De manera que se auto-condenan a ser derrotados.
Y todo por ignorancia. Porque hemos perdido el conocimiento, la certeza y la convicción, de que los humanos somos hermanos. Somos seres espirituales eternos, viviendo una corta experiencia como humanos en estos cuerpos físicos. Y que nuestros actos son siembras; si sembramos justicia, cosechamos amor. Si sembramos injusticia, cosechamos dolor. Porque nuestras vidas, no terminan con nuestra muerte, ni se inician con nuestro nacimiento.
El autor es escritor, novelista y candidato a Alcalde