La estrategia ha sido infructuosa porque se han chocado con la realidad de los hechos.
Santo Domingo.- El candidato presidencial del opositor Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Abel Martínez, ha cometido dos graves errores en poco tiempo, el más reciente fue su rechazo a la denuncia de corrupción en la Policía Nacional.
Ante sus pifias, los estrategas han movilizado a dirigentes de su organización en su auxilio, pero se chocan con la realidad de los hechos.
Analistas de la política nacional describen la situación del alcalde de Santiago como un rosario de espinas punzantes sobre su cuello, del que no se puede zafar. Por lo menos, es su segundo error consecutivo, pues previamente, por llevar la contraria al Gobierno, se lanzó al precipicio al abandonar su discurso de defensa a la soberanía nacional, por la problemática haitiana, e hizo fila con el reproche de la embajada de Estados Unidos al país por una presunta discriminación por color de piel.
La situación se complicó cuando se extendió la repatriación de indocumentados, en su mayoría haitianos, fustigando al Gobierno por un tema que fue uno de sus puntos fuertes de proselitismo y ganancias políticas.
Con relación a su andanada última, bajo la guía del PLD, ha sido insistente en sus críticas al Gobierno por el tema de seguridad ciudadana, hasta el colmo de haber condenado los señalamientos de corrupción a gran escala en la Policía, justo cuando marcha la reforma de ese cuerpo.
La cúpula del PLD ha querido ayudar a compensar las metidas de pata de su candidato, pero solo ha complicado sus problemas.
Francisco Domínguez Brito, quien fue procurador general de la República en dos ocasiones, además de fiscal del Distrito Nacional, senador y ministro de Trabajo, ha salido con una propuesta extraña, de clara oposición a la reforma policial, al apuntar que más que esto, lo que el país requiere es “una verdadera institución policial”.
Solo han pasado cuatros años y Domínguez Brito ya dio marcha atrás, igual que Abel, porque el 4 de julio de 2018 declaró en Santiago que era “indispensable una reforma en la Policía Nacional…”.
Iván Lorenzo, el senador de Elías Piña, piensa que el Comisionado José Vila del Castillo vino al país “a cuestionar la honra de muchos oficiales”, pero nada comenta de la opinión y denuncias del pueblo al respecto.
Melanio Paredes, el sonado ex ministro de Educación, dice que Vila del Castillo parece acaba de «descubrir» una nueva policía dominicana y Radhamés Camacho, polémico ex presidente de la Cámara de Diputados, dice que la inseguridad “es una asignatura en la que el gobierno se ha quemado”.
El problema ahora para el PLD es que están chocando de frente con los propios exjefes 10 de la Policía, que en su comunicado dijeron que “ni ahora ni nunca” se han opuesto a los intentos de reforma.
Y lanzaron la culpa directa a sus jefes políticos durante sus gestiones, al precisar que si los intentos de reforma han fracasado ha sido “por la falta de continuidad de Estado del nivel político”.
Estos apuntes de los exjefes de la Policía son suficientes para identificar a los responsables de las crisis sistémicas y desprestigio de la institución, porque sus gestiones datan de los gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina.