Por Cándido Mercedes

“El alma noble posee la gran cualidad de apasionarse por las cosas honestas”. (Seneca).

El padrón electoral, según la Junta Central Electoral, al 2 de junio de 2023, era de 8,075,316. En un análisis de tendencia o proyección, para mayo de 2024 terminará entre 8,282,925 a 8,400,000. Esto así, porque en los últimos 27 años, el crecimiento del padrón ha variado de manera consistente, entre un periodo y otro, en un 10%. A excepción del 2016 que “apenas” creció un 3.88%.

Veamos el padrón electoral desde 1996 hasta 2024 (como proyección):

 

Recientemente, el 10 de agosto, la Oficina Nacional de Estadística dio una parte preliminar de los resultados del Censo, que arrojó una población de 10,760,028, segregados así: 5,437,095 mujeres y 5,322,933 hombres. De esos 10,760,028 quedan excluidos del padrón 2,360,000, al no ostentar la categoría de ciudadanos y ciudadanas que, según la Constitución, es cuando alcanzan los 18 años.

Pues bien, al llegar al mes de septiembre, el padrón electoral oscilaba alrededor de 8,125,000. Sin embargo, en tan solo cuatro partidos, tenían en sus “padrones de inscriptos” un total de 7,573,258; esto es: 93.28% del universo completo del padrón de la Junta. Tenemos que subrayar, resaltar, que en nuestro país hay 34 partidos reconocidos oficialmente por el organismo elector y 8 movimientos políticos. Veamos el padrón de los cuatro partidos:

Para que se tenga una idea cuasi gráfica, el padrón de inscriptos del PRM en 2015 fue de 500,000 y 315,000 votaron en esa convención donde Abinader logró 221,306, con un 70%. Para el 2019 votaron 364,344, donde Abinader obtuvo un 283,393, para un 74.4%. El padrón fue de 1,100,000. Hoy es tres veces más grande y seis veces con respecto al

2015. Ahora en el 2023, el padrón del PRM, según ellos, era de 3,086,124 y los votos emitidos fueron 1,026,042, donde el actual Presidente de la República logró un 90.79%. La Fuerza del Pueblo en el mes de marzo señaló que tenía 1,500,000 inscriptos y para el mes de agosto dijeron que tenían un padrón de 1,920,000 y un mes después, esto es, en septiembre, llegaron a la sede de la Junta para entregar un padrón de 2,030,108; vale decir, en solo un mes 110,108 empadronados en la referida organización partidaria.

Hay que considerar los estudios de opinión que señalan, de manera consistente, que solo un 30% de los dominicanos y dominicanas tienen determinada simpatía con determinados partidos, agrupaciones o movimientos políticos. Las investigaciones de opinión que han hurgado más en la percepción y valoración, indican que solo un 20 % se encuentra verdaderamente inscripto en los padrones de los partidos. Veamos los 34 partidos y los 8 movimientos reconocidos oficialmente por la Junta Central Electoral:

1) PRM.

2) PLD.

3) Fuerza del Pueblo.

4) PRD.

5) PRSC.

6) Alianza País.

7) Dominicanos por el Cambio.

8) Unidad Nacional (PUN).

9) Bloque Institucional Social Demócrata. BIS.

10) Partido Cívico Renovador.

11) Partido Humanista Dominicano (PHD).

12) Partido Democrático Alternativo (MODA).

13) Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD).

14) Frente Amplio.

15) Alianza por la Democracia (APD).

16) Partido País Posible (PP).

17) Partido Popular Cristiano (PPC).

18) Partido Quisqueyano Demócrata (PQDC).

19) Partido de Acción Liberal (PAL).

20) Partido Unión Democrática Cristiana (UDC).

21) Partido Liberal Reformista (PLR).

22) Fuerza Nacional Progresista (FNP).

23) Partido Revolucionario Independiente (PRI).

24) Partido Demócrata Popular (PDP).

25) Partido Nacional Voluntad Ciudadana (PNVC).

26) Partido Verde Dominicano (Verde).

27) Movimiento Patria para Todos (MPT).

28) Partido Generación de Servidores (GENS).

29) Partido Opción Democrática (OD).

30) Partido Socialista Cristiano. (PSC).

31) Partido Demócrata Institucional (PDI).

32) Partido Esperanza Democrática (PED).

33) Partido Primero la Gente (PPG).

34) Partido Justicia Social (PJS).

Los 8 Movimientos:

1) Movimiento Independiente Unidad y Progreso (MIUP).

2) Movimiento Juventud Presente (MJP).

3) Movimiento Comunitario Nosotros para Cuando (MCNPC).

4) Movimiento Águila (MA).

5) Movimiento Confraternidad Ciudadana Dominicana (CCD).

6) Movimiento Independiente Del Municipio de Consuelo. (MIMCO).

7) Movimiento Cívico Cabrereño (MCC).

8) Movimiento Humanista Independiente (MHI).

En los 34 partidos no encontramos los padrones. Si los hay, no tenemos evidencias empíricas, elementos fácticos que nos lleven a decir cuál es el nivel de inscriptos que tiene cada uno. Ni siquiera al que podemos accesar en la página de la Junta. En todos, indistintamente, lo más que puede llegar es verificarte si está en uno de ellos poniendo la cedula. Los datos de los 4 partidos, de sus respectivos padrones, no han sido fruto y expresión de encontrarlos en ninguna de sus páginas, sino como ala de publicidad, al estos partidos “llevar sus padrones” a la Junta. Siguen con la misma cultura política de abultarlos.

Si en el pasado ello le dio ganancia de causa, hoy, no consideramos que juegue ningún rol protagónico para empujar hacia X o Y decisión. Vale decir, creemos que la manipulación y exageración de la cantidad de inscriptos no es verdad que impacte en los potenciales votantes. Además, la práctica política ha demostrado que se puede tener menos dirigentes, militantes y miembros de un partido y eso no es un reflejo del éxito o fracaso electoral. En una contienda política no es suficiente.

Si el PRM, que en el 2015 tenía un padrón de 500,000 y en el 2019 de 1,100,000, si hoy hubiese tenido un padrón de 1,500,000, 1,800,000 o 2,200,000 el porcentaje de la votación hubiera sido de un 50%-60%. Fueron un éxito las primarias del PRM tanto en su proceso, donde la Junta Central Electoral jugó un papel excelente, como en el grado de civismo. Todo el que se sienta democrático, que anhela el desarrollo y crecimiento de la institucionalidad ha visto con simpatía todo el andamiaje, el grado de civilidad exhibido, allí donde hubo 1,086,000 votos emitidos.

Todo ello independientemente de los resultados y de quienes ganaron. Es el sentido de la democracia, la participación, el poder de caminar la fragua del poder, el de quitar el rostro de la imposición y horizontalizar lo más posible los valores de la democracia. Hasta ayer, en esa insana cultura política, la partitocracia se ponía de acuerdo para, en una competencia electoral interna, asignar un colchón, una base, a cada contendor, en una lucha para dar la sensación frente a la sociedad de que participó una cantidad que realmente no sufragó. Con la primaria del PRM, gerenciada por la Junta, hubo un aseguramiento de un árbitro imparcial y un boletín genuinamente CERO.

Es como nos dicen Carlos Alberto Urruty y Alberto Ricardo Dalla Vía en su trabajo Los Registros Electorales, citamos “La organización de un registro electoral confiable constituye el pilar básico sobre el cual reposa toda la estructura electoral y cuando se examina el proceso electoral de un país, es un factor decisivo para calificar su credibilidad. De poco sirve establecer normas que aseguren que el elector se exprese libremente y este exento de presiones cuando está emitiendo su voto y que se eliminen maniobras conducentes a desnaturalizar el cómputo de los sufragios, torciendo el resultado de la elección, si esas normas no están precedidas de otras que consagren las mismas garantías respecto a los actos previos a la elección…”.

Los actores políticos, sobre todo la partitocracia, esos que Robert Michaels llamó la Ley de Hierro de las oligarquías, debe de entender, asimilar, internalizar que el juego del poder, a través de la posverdad, la manipulación, el engaño y la mentira requieren otras dimensiones que no es otra que, cada día más, ser más transparentes. Que la opacidad en lo público cada día se achica, se encierra, pues el espacio de la tecnología de la información, de la comunicación, del internet, reduce el abanico del poder, vía la información. Aquí, hoy, en el momento de este mundo en poli crisis, en esta era de la incertidumbre, la velocidad y la volatilidad del poder y las relaciones de poder está mediada, como marca de impronta sempiterna en el grabado de la honestidad, de la honradez, de la transparencia, del hacedor de confianza y de que el capital reputacional es más halagüeño que todo tipo de capital, cuando se trata de la vida colectiva.

La sociedad dominicana, en esta transición de los matices, jerarquiza los niveles de aprehensión categorial para hacer fluir esta débil democracia. No se orienta al que más hable, al que más se visibiliza en el paradigma mediático, al que hace más gala de sus conocimientos y competencias, al que otea sin miramientos el desbalance perenne entre pensar, el decir y el hacer. El comportamiento hoy, es la base de la legitimidad. Allí donde el insulto no tenga cabida y la grosería y el destemplamiento sean la expresión de algún trastorno de personalidad.

Que tengamos según la Junta Central Electoral 545,000 personas que están en dos o más padrones de distintas organizaciones partidarias, es el reflejo referencial negativo de una elite política que sobredimensiona sus padrones como “estrategia” incierta de propaganda política, en la interfase, en la conexión de la inteligencia artificial.

Como nos dice Dieter Nohlen en su interesante escrito acerca a de la calidad de la democracia y lo electoral, en el libro Derecho electoral latinoamericano “Nuestro interés cognitivo consiste en averiguar cómo está representado lo electoral en la medición es de la calidad de las democracias en América Latina… Nuestro trasfondo teórico consiste en el axioma básico de que elecciones libres, justas y periódicas son consustanciales con la democracia; sin elecciones de estas características no hay democracia”. La integridad electoral es una dimensión, una perspectiva holística, por esos los actores políticos tienen que adecentarse y no engañarse a sí mismos, queriendo manipular y mentir a la sociedad toda, con padrones que no responden a la realidad.