Dr. Víctor Manuel Peña
Corrían los meses de 1963 cuando el Presidente Juan Bosch decide visitar el pueblo de Villa Altagracia.
Era un niño balbuciente cuando tuve la oportunidad y el privilegio de ser cargado por el Prof. Juan Bosch, Maestro de siempre, en una visita que en su condición de Presidente de la República hizo a Villa Altagracia.
Cuando Juan Bosch descendía al barrio de Las Diez Casitas, donde yo vivía, por el mercado público de Villa me le fui adelante y fue el momento en que el Presidente Bosch me cargó.
Ese gesto del Prof. Juan Bosch, propio de un padre cariñoso y amoroso, me conmovió profundamente siendo yo un niño.
El recorrido había sido iniciado a pie en la Duarte con Pajarito, muy próximo al mercado.
El pueblo de Villa Altagracia, a la sazón un pueblo pequeño, le dio un respaldo multitudinario y muy caluroso al Presidente y líder Juan Bosch, quien estaba construyendo sobre bases sólidas y firmes el edificio de la democracia y la era del progreso y del bienestar en libertad.
El barrio de Las Diez Casitas se levantó en 1955, año en que comenzó a operar el ingenio Catarey.
Dicho barrio funcionó como un barrio donde vivían parte de los trabajadores del ingenio pero donde, además, se depositaban sacos de azúcar en un almacén que se construyó en la parte donde termina el barrio.
El ejemplo de proeza y de grandeza que Juan Bosch le dio a este país, a América y al mundo en el campo de la política y de la moral fue muy aleccionador y me marcó para siempre.
Juan Bosch es, sin temor a ninguna duda, el Padre de la moral y de la política en la historia dominicana del siglo XX.
Nos enseñó con su vida y con su ejemplo que la política y la moral, la moral y la política, son indisociables porque son inseparables.
Las primeras lecciones de moral las recibí de mis padres, un trabajador del ingenio (jefe del conductor de caña) y una costurera, con su conducta y con su ejemplo.
Y naturalmente la escuela primaria e intermedia, la secundaria y la UASD jugaron su papel en ese proceso de aprendizaje y de construcción consciente de mi vida y de mi rol en la sociedad.
Siendo evangélico me inicié en la política activa a partir del 18 de noviembre de 1973 cuando Juan Bosch renuncia del PRD y anuncia la formación del PLD con la misión de concluir la obra redentora iniciada por Juan Pablo Duarte con la fundación de la República Dominicana en el siglo XIX, específicamente en 1844.
Y me inicié en la actividad política partidaria pronunciando discursos a favor del Profesor Juan Bosch y la decisión que había tomado.
Para el momento de la renuncia de Juan Bosch del PRD ya yo era bachiller porque tuve la oportunidad y el privilegio de hacer el segundo y el cuarto en vacaciones en razón de que había liberado el primero y el tercero, es decir, hice el bachillerato en dos años.
Mi decisión de incursionar en la política partidaria provocó la incomprensión y la cerrazón de la jefatura de la iglesia pentecostal de la que era miembro y finalmente decidí separarme de ésta porque el pastor me hizo la vida imposible.
Me organicé en el PLD en febrero de 1974 en el núcleo de trabajo que tenía este partido en Villa Altagracia.
Me formé política y moralmente en los círculos de estudios del PLD.
Ahí fue donde me nutrí más profundamente con las enseñanzas políticas y morales del Prof. Juan Bosch y con su eterno ejemplo de dignidad, de decoro y de pulcritud y naturalmente de honestidad y de honradez.
Tengo un matrimonio sin divorcio con la moral y la política, por consiguiente, con la dignidad, con el decoro, con la pulcritud, con la honestidad y con la honradez.
¿Qué pasó con la mayoría de los discípulos del Prof. Juan Bosch que enterraron para siempre las enseñanzas de moral y de política de éste?
En verdad nunca asumieron en sus vidas las inmortales enseñanzas de moral y de política del Prof. Juan Bosch.
Le hicieron creer al Maestro que habían asumido sus enseñanzas de moral y de política.
Y en realidad nunca lograron engañar al Prof. Juan Bosch porque cuando el líder renunció a la presidencia del PLD en medio de la crisis del 90, el Maestro los enfrentó diciendo que en el Comité Central del PLD había mucha gente que lo quería era llegar al poder para resolver sus problemas personales y ascender en el orden económico y social.
Hoy están siendo perseguidos judicialmente muchos de ellos por los actos de corrupción cometidos en la Administración Pública, 2012-2020, en contra del erario y del pueblo dominicano.
Es lamentable comunicarle, Prof. Juan Bosch, que Danilo Medina y compartes se encargaron de llevar a la tumba al PLD, partido éste que usted fundó con tanta dignidad en noviembre y en diciembre de 1973.
Sé que si usted hubiera estado vivo hubiera mandado ipso facto a Danilo Medina al infierno por haber hecho los gobiernos más corruptos de la historia nacional desde 1844 en el lapso 2012-2020.
Los que han manchado y se han colocado de espaldas al ejemplo histórico y moral de Juan Bosch no tienen derecho a usar su nombre ni su legado.
Pero al mismo tiempo tengo que comunicarle muy felizmente, Prof. Juan Bosch, que su discípulo más aventajado y coherente, el doctor Leonel Fernández, ha formado el Partido Fuerza del Pueblo para seguir su imperecedero ejemplo en el campo de la moral y de la política.
Ahora el presente y el futuro están representados y encarnados por el Partido Fuerza del Pueblo que lidera Leonel.
Eterno Maestro Juan Bosch, le reitero desde el púlpito de la tribuna pública que usted fue, es y seguirá siendo mi ejemplo a seguir en el campo de la moral y de la política.
Prof. Juan Bosch, le reitero solemnemente que no lo he defraudado ni lo voy a defraudar nunca.
Con su perenne ejemplo de dignidad, de decoro y de pulcritud, de honestidad y de honradez, el Prof. Juan Bosch se ha eternizado en la vida histórica del pueblo dominicano como el gran Maestro de la moral y de la política.
¡Loor y admiración eterna al Prof. Juan Bosch!