Por: Alejandro Abreu.

Al inscribirlo Doña Milagros Ortiz Bosch, el Presidente Luis Abinader ratifica su compromiso irrestricto con el respeto a la institucionalidad, a la administración de los recursos públicos y las reglas de juego del sistema electoral dominicano. Al mismo tiempo, le está diciendo a la sociedad dominicana, que Milagros representa mejor que nadie, sus compromisos históricos y aspiraciones políticas.

A partir de la inscripción en la convención del Partido Revolucionario Moderno, que mediante un procedimiento interno competitivo y con la votación libre de todos los ciudadanos inscritos en su padrón, elegirán a su candidato presidencial entre cuatro aspirantes, algunos se han preguntado, por qué ambos aceptaron la reelección ahora, cuando anteriormente la criticaron.

Lo primero a tomar en cuenta, es que confundir la reelección con un principio es un error conceptual. En realidad el anti reelecciónismo fue un rechazo al continuismo ilegítimo y al irrespeto a la constitución, a las leyes, a las reglas del sistema electoral y al uso irregular de los recursos del presupuesto público con fines electorales.

Milagros Ortiz Bosch, es hasta el presente, la mujer más relevante de nuestra historia política, fue la primera Senadora del Distrito Nacional y la primera Vice Presidencia de la Republica, además de Ministra de Educación y en la actualidad es la encargada de la Dirección Gubernamental de Ética Pública.

Su extensa e intensa vida pública de forma lógica y natural, le pudo haber dado la posibilidad de llegar a ser la primera presidenta. Como nunca llegó a ser candidata oficial, los dominicanos perdimos esa oportunidad.

La opinión pública dominicana desconoce que en el 2007, al momento de manifestar que no volvería a aspirar a la presidencia, le pidió a su equipo central que apoyaran el proyecto político de Luis Abinader, afirmando que “llegará presidente”. Tal como sucedería 13 años después en el 2020, encabezando un gobierno caracterizado por el compromiso con el fortalecimiento de la institucionalidad, la fiscalización y la ética pública, símbolos representativos de su trayectoria.

Esa no es una coincidencia, sino la continuidad de un compromiso compartido por la ex vicepresidenta y el nuevo presidente, de terminar un ciclo de debilidad institucional e iniciar otro, respetuoso del presupuesto público en la conducción responsable del estado, que fue tronchado con el golpe de estado del 1963. Imponiéndose el modelo de gobierno tradicional, pragmático y políticamente oportunista representado por Balaguer y sus imitadores.

En las ultimas cinco décadas la República dominicana tuvo un crecimiento económico sostenido, apoyado por la inversión pública y la inversión privada, además de las muy poco reconocidas, iniciativas de las Redes de Solidaridad Familiar (RSF), lideradas por el emprendimiento laboral y empresarial de los y las dominicanas en el exterior.

Estos factores combinados, posibilitaron el desarrollo de importantes infraestructuras de transportación, vivienda y tecnología, comercios e industrias, pasando las Zonas Francas y los servicios urbanos, comunicacionales y turísticos al primer plano.

Aunque la agricultura perdió relevancia en relación al PIB, mantuvo una importante contribución a la seguridad alimentaria nacional.

Las mejoras fácticas, visibles y tangibles, no estuvieron acompañadas de transformaciones sociales, educativas, institucionales, judiciales, policiales y éticas.

Estas asignaturas representadas por la impronta del Presidente Juan Bosch y su discípulo más representativo y trascendente José Francisco Peña Gómez, quedaron pendientes.

Precisamente, la promoción institucional, humana, social y ética, fue levantada en firme por Milagros Ortiz Bosch, como presidenta en funciones, gestora de la educación pública, funcionaria municipal, legisladora, directiva partidaria, mentora cultural y comunicadora.

Ella, además de mujer política y funcionaria pública, es integralmente artista, productora, comunicadora e intelectual. Estas últimas facetas son menos reconocidas, sin embargo han ocupado un espacio y tiempo muy importante en su fructífera vida.

Doña Milagros, reitero, es el principal referente de la honestidad del NUEVO MODELO DE GOBIERNO ÉTICO CIUDADANO, que lidera el Presidente Luis Abinader, donde la opinión de la gente cuenta y por primera vez el ejecutivo delega poder a los ciudadanos a cambio de convencer y ganar legitimidad.